sábado, 26 de septiembre de 2009

La luna y la daga. Pre-cuela

Hola gente, hoy os traigo la pre-cuela de La Luna y La Daga. Si la cosa marcha en un par de días pondré las revisiones de los capítulos ya subidos. Eh procurado ir explicando un poco más del trasfondo donde se desarrolla para que no sea tan árido. Eso si, es desde el punto de vista de los Eldar. Espero que os guste, aunque el principio es algo ñoño, pero creo que es un buen modo de presentar al personaje y sus motivaciones, orgullos y de más.

El descanso del guerrero

Biel-Nathei Net´la esperaba ansiosa frente al portal warp, llevaba esperando este momento meses desde el último encuentro que había tenido con Biel-Altheniar Fuinar, pero hoy estaba todavía más expectante su amado volvía después de su bautismo de fuego, una última prueba antes de ser considerado un Escorpión Asesino, un culto de guerreros especializados en el combate cuerpo a cuerpo, sigilo e infiltración. El entrenamiento los había distanciado en el espació, pero sus sentimientos ardían como el primer día, pero ahora se verían con más frecuencia, conversarían, se abrazarían y podrían al fin vivir su romance.

Emocionada como estaba, había llegado casi una hora antes de lo debido al lugar y caminaba inquieta. Según se fue acercando la hora aparecieron más Eldar, la mayoría mujeres, pues las sendas de los guerreros solían recorrerse casi en exclusiva por hombres con algunas excepciones como la del Espectro Aullante formada en su practica totalidad por mujeres.

Esto era debido a las enseñanzas de Khaine el dios de la mano ensangrentada, el había enseñado a luchar a los Eldar hacia mucho tiempo, formando las primeras sendas, guerreros increíblemente ágiles y especializados. Pese a que enseñó a toda la raza por igual, esta ha ido adquiriendo esta tendencia, aunque por lo general el individuo no es el mismo o la misma que el guerrero. Antes de la batalla y para preservar sus almas los Eldar realizan una serie de rituales que los aislá de los horrores de la guerra y pasan a convertirse en guerreros de la senda.

Además, debido que venían de la batalla, muchas familias esperaban el retorno de sus familiares y como algo inamovible en casi todas las razas, las madres siempre eran las primeras en aparecer.

Cuando sólo faltaban cinco minutos la sala estaba llena y la tensión envolvía el ambiente. Nathei se alegró de tener un puesto entre las primeras filas. Su pulso se aceleraba y la impaciencia se adueñaba de ella.

El portal formaba medio arco y en su punto más alto una gran punta adornada con una gran gema comenzaba a condensar la energía; cuando ésta se cargó por completo, proyectó un rayo hasta el centro del portal y éste comenzó a expandirse hasta formar un resplandeciente óvalo, por él salió el Autarca Biel-Kilmeth Olnev. Como era tradición, y por no hacer esperar a las familias de las víctimas, se entregarían las gemas del alma de los caídos. Estas gemas albergaban las almas de los Eldar muertos para que no fuesen absorbidas por los demonios de la disformidad y torturadas por toda la eternidad.

Con tono solemne comenzó a recitar los nombres de los héroes, apenas habían caído unos pocos, aun así cada uno era una tragedia para una raza tan poco numerosa.

Dada la avanzada tecnología que poseían podían cerrar las heridas más graves en apenas una horas, pero seguían sin poder hacer nada cuando ya había acontecido la muerte médica.

Cuando hubo terminado y entregado las joyas espirituales a sus familiares, los victoriosos guerreros atravesaron el portal, pese a la tristeza por los camaradas caídos, marcharon llenos de orgullo. Habían prevalecido, portaban la victoria a su mundo astronave y hoy serían los héroes.

Cuando Biel-Altheniar Fuinar salió por el portal, vestía la resistente armadura del Escorpión Asesino, portaba sus armas y sostenía su yelmo con mandilasers en su brazo derecho. Recorrió con la mirada la amplia estancia hasta que vio a su amada Nathei, sus preciosos ojos azules brillaban por la emoción. Era una hermosa mujer, de algo más de un metro sesenta, con una larga melena rizada de color dorado con reflejos cobrizos, la llevaba recogida en unas largas trenzas a la espalda unidas por un coletero enjoyado. Tenía una delicada figura bien torneada, cubierta por una delicada túnica con un leve escote, sobre su pecho brillaba su joya espiritual, la túnica se abría a la altura de las rodillas permitiendo ver las esbeltas piernas, calzaba unas sandalias y en su tobillo izquierdo tenía una delicada cadena de brillante plata.

En aquel instante un centenar de parejas corrieron a abrazarse, Altheniar y Nathei no fueron menos. Cuando estuvo cerca se lanzó a sus brazos y Altheniar la recogió, se besaron durante un momento que les pareció eterno.



Unas horas más tarde, cuando el guerrero ya había podido quitarse la armadura, asearse y comer algo, los amantes disfrutaban de su intimidad. Nathei yacía dormida en la cama, cubierta por una delicada sábana de seda, que marcaba la suavidad de sus curvas.

Altheniar la observaba apoyado en el marco de la puerta, vestido solamente con unos pantalones de pijama. Había soltado su larga melena negra y lisa, tenía unos rasgos marcados y las orejas algo más puntiagudas que la media de los Eldar. Medía algo más de un metro setenta, rozando casi los ochenta. Estaba en buena forma, como fruto de su entrenamiento su cuerpo era bastante musculoso para su raza, sin embargo a los ojo de un mon-keigh sólo sería un hombre fibroso, en su pecho con refulgentes tintas estaban tatuados los versos de venganza de Khaine, en su antebrazo derecho la runa que identificaba a los Escorpiones Asesinos, a partir de ella y rodeando el antebrazo las runas que nombraban el planeta y el templo donde recorrió la senda. Trepando por sus gemelos unas zarzas verdes, símbolo de su mundo astronave. Pese a su poca experiencia como guerrero diminutas cicatrices salpicaban sus manos, torso, brazos y piernas. Pese a que los entrenamientos se hacían con protecciones, ya había participado en pequeñas refriegas donde se empleaban armas reales, así como en las cazas rituales, que se llevaban acabo sin armadura contra animales salvajes.

Caminó hasta la cama y despertó con un beso a Nathei, ésta se revolvió para ponerse boca arriba y se quedó mirándolo durante unos segundos.
-Altheniar, hay algo que deseo decirte, al poco de que te marchaste.
-Dime, sabes que siempre tengo oído para tu dulce voz. ¿No será otra vez algo sobre tu padre?
-No mi amado, de hecho creo que podría cambiar su actitud.
-¡Oh! ¿Qué buena nueva es esa?¿Qué es lo que puede permitirnos ser felices sin trabas? Dime, no me tengas en vilo. -Dijo Altheniar mientras se le iluminaba la cara.
-Bueno, no sé si estás preparado... pero a mi me ha costado asumirlo -Nathei tomó aire -Estoy embarazada. -Dijo soltando aire y sintiéndose como si acabara de quitarse un gran peso de encima.

Altheniar se sentó con un golpe seco en la cama y tardó unos segundos en reaccionar.
-Mi bien amada... eso es tan... por los dioses, soy tan feliz, nunca imaginé recibir tanta felicidad en tan poco tiempo.

La cogió de las manos y la beso profundamente.


See U in battle.

Pd: Dejad comentarios que sois unos sosos.

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